

Los duendes son seres pequenitos, traviesos, astutos, de agilidad prodigiosa, de inteligencia superior y en extremo burlones. Aparentemente, con sus actos y hechos sencillos, son inofensivos. Pero una cosa es oir relatar las travesuras y jugarrteas de los duendes, y reirse a carcajadas con el relato; y otra, es ser victima o blanco de su punteria, tema o tirria. Por lo general no se dan a ver de la gente. Hacen sus torerias como seres invisibles, y la persona o personas perjudicadas, solamente escuchan los ruidos o palpan los danos. Algunos han oido las risitas de los duendecillos, despues que acaban de hacer estos el entuerto. Como se expreso, estos seres burlones ejecutan actos sencillos, pero pertinaces y hostigadores. La mayoria de las veces les da por dejar caer "lluvias de piedras, terrones, trozos de ladrillo, etc. durante horas enteras y con frecuencia, durante varios dias consecutivos, sobre los patios y corredores de las casas. Sus habitantes, al sentirse asi acosados, se desasosiegan y aterrorizan; y al cabo de cierto tiempo, optan por abandonarlas. Pero algunas veces los duendes siguen siguen a los huyones.
Mucho se oye hablar de los duendes por todas partes, ellos se llevan a los niños sin bautizar en un abrir y cerrar de ojos. Según dice la gente en los pueblos y comarcas, que los duendes son malos espíritus, son unos enanos que tiene la planta del pie al revés, andan vestidos de rojo y caminan en fila india, siempre en grupos de cinco. Viven en los montes. La hora de salida es entre las ocho y nueve de la mañana cualquier día. Se dice que los duendes son invisibles para los ojos de los adultos, sólo los niños pequeños y los mudos lo ven y del miedo se ponen a llorar. Por eso dicen que nunca hay que dejar a un niño sólo porque los duendes se lo roban y se lo llevan a la montaña y allá convierten en duende si no a sido bautizado, aunque también se dice que los duendes se llevan a los niños ya bautizados para perderlos en las montañas.
Los duendes son como niños de la edad de cinco años. Sin viejos de edad pero son chiquititos, ese es el tamaño al que ellos llegan. Son morenos aindiaditos como el tipo de gente de Masaya. Tienen el pelo corto, liso, aindiado y llevan unos cotoncitos rojos de manta como los de chavalitos que no tienen botones, sólo van amarrados con unos lacitos. A ellos también les gustan las muchachas jóvenes sin casarse. Las invitan a que se queden a vivir con ello.
Hay duendes para cada suceso oculto de la vida: están esos asiáticos que te roban la energía en sueños; los korreds galos dedicados a la música y la danza; los cluricauns que viven en las tabernas emborrachándose de whisky; los británicos pixies que son espíritus de niños no bautizados (lo mismo que se cree aquí en Etén); los escoceses brownies asociados a los huertos y las granjas y tan susceptibles que de ser molestados se convierten en furibundos boggart; los monachielli o "pequeños frailes" que, vestidos de monje, tocan campanas y le pellizcan el trasero a las virtuosas damas puritanas. Con el dominio de la tecnología surgieron los sajones grenlims, que sabotean las máquinas y aparatos electrónicos.
El duende que vi hace dos años en Choquequirao estaba descalzo, tenía un color venoso, el ombligo salido como una fosa nasal, los cabellos como garras y las manos de ardilla. Y yo solo reía recordando mi niñez cuando desapareció y seguí caminando, pensando en que nadie me iba a creer. Reí una hora entera, media hora más... cuando ya caminaba dos horas y media mi boca estaba entumecida. Media hora más tarde encontré a un hombre en mula y le grité: "Señor, me dijeron que solo faltaba media hora para Cachora y ya llevo caminando tres...". Hizo un rictus indiferente: "Cachora está a tu espalda, te estás regresando a Choquequirao". Con el tiempo he tenido efímeros contactos con duendes buenos y con otros intermedios.
Los duendes son seres sobrenaturales, mágicos, de pequeña estatura y tienen una actitud benévola con los seres humanos para quienes realizan trabajos domésticos, a cambio de un poco de comida Los duendes existen desde tiempos muy remotos y pueden llegar a vivir hasta 500 años. Son muy orgullosos y se ofenden fácilmente, pero lo que los caracteriza es que son muy ocurrentes y extremadamente traviesos y bromistas. Les encanta el oro y todo lo que brilla; por ello, si alguien olvida por ahí una cadenita o un anillo, los duendes seguramente lo tomarán. La primera señal de que un duende ha adoptado una familia, es que en la casa empiezan a perderse cosas, o se encuentran en los lugares más inesperados. Les fascina ocultar objetos brillosos como las llaves, Cuando están contentos en esa casa, los duendes la recorren por la noche, terminando las labores que los humanos han dejado incompletas. Hoy en día se encuentran duendes en América y Australia, ya que al adoptar una familia humana, la siguen aun cuando ésta se muda. En general todos los duendes son muy alegres, pero hay algunos bastante enojones y avaros Los duendes son muy trabajadores y cuando no están fabricando zapatos o haciendo juguetes en el Polo Norte, se dedican a buscar oro y, ¡claro!, tesoros enterrados.
